La Comisión Ejecutiva del PSC de Ripollet ha expresado su malestar con el episodio de "insultos a diestro y siniestro" acontencido el pasado 11 de junio, tras la celebración del Pleno de investidura, por parte de los manifestantes que esperaban la conclusión de la sesión plenaria. Un episodio que los socialistas aseguran que "nada tiene que ver con el movimiento 15-M" y "sí con la utilización de este movimiento por parte de algunas fuerzas políticas, en concreto el COP-Compromís per Ripollet".
En representación de la la Comisión Ejecutiva del PSC de Ripollet, el secretario de comunicación, Alberto Castro, indica que los sucedido el pasado 11 de junio fue "un acto programado, premeditado y organizado por el COP-CpR", y esta afirmación "no es una suposición, sino una certeza". Castro argumenta la acusación recordando que en la acampada de indignados de Ripollet "la gente del COP-CpR se encargaba de dinamizar las asambleas. También asegura que durante el Pleno de investidura, el portavoz municipal del COP-CpR "estuvo a través de un teléfono móvil marcando los tiempos y movimientos que debían realizar los indignados que estaban abajo, en el exterior de la sala plenaria". Igualmente, según Castro, los dinamizadores de las proclamas que se proferían "eran antiguos concejales del COP-CpR".
Desde la Comisión Ejecutiva del PSC recuerdan que "no es la primera vez" que el COP-CpR "se apodera de una lucha legítima vecinal para hacer una utilización política", y a modo de ejemplo, "sólo hay que recordar la época del Ecoparc".
"No es un hecho aislado"
Castro apunta que los socialistas "nunca apoyaremos este tipo de actitud y siempre que se produzca lo denunciaremos, porque ésta no es la manera de hacer política", y añade que el episodio del 11 de junio "no es un hecho aislado", sino que "pensamos que se producirá en cada Pleno mientras las fuerzas les aguanten, se continuará utilizando las asambleas populares para animar a provocar incidentes a la salida de cada sesión plenaria".
Finalmente, Castro asegura que el PSC se siente muy decepcionado porque "creíamos que el nivel de tensión, sobre todo con el COP-CpR, había acabado", puesto que "en el mandato anterior habíamos podido establecer puentes de diálogo y trabajo que, pese a la natural discrepancia política, habían relajado la tensión política que se vivía en Ripollet".